Adiós a las luces halógenas en Europa

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El jueves 1 de septiembre se puso finalmente en marcha el plan de la Unión Europea (UE) para sustituir las luces halógenas por la tecnología LED.

 

Los focos halógenos han dejado de venderse des del jueves 1 de septiembre de 2016 en toda la UE. El objetivo es obtener un menor consumo energético, un uso más eficiente de la energía y  reducir la generación de residuos.

Aunque estaba previsto eliminar en esta fecha todos los tipos de lámparas halógenas, la industria convenció a las autoridades comunitarias para posponer su eliminación definitiva al 1 de septiembre de 2018 con el argumento de que la tecnología LED todavía no está madura para sustituir completamente todos los usos. Así seguirá en el mercado el estoc que los comercios tengan en su poder y el de los almacenistas para favorecer la incorporación de nuevas tecnologías de iluminación en el proceso de eliminación de las lámparas más ineficientes.

De momento las primeras “víctimas” de este calendario han sido los focos halógenos utilizados principalmente en la iluminación de espacios públicos y exteriores. Las bombillas no direccionales con diseño tradicional de pera, en cambio, podrán venderse hasta el 1 de septiembre de 2018. De este modo los consumidores dispondrán de más opciones mientras las lámparas LED continúan evolucionando hacia una mejor calidad de luz y unos precios más asequibles. La eliminación de la tecnología halógena en todo caso no será total ya que las bombillas para usos especiales –como por ejemplo las luces interiores de los frigoríficos– continuarán en el mercado, ya que su consumo es tan reducido que su sustitución no sería rentable.

Se considera que los principales beneficios de este cambio están en el consumo y en el tiempo de vida. Cambiar una lámpara halógena por una de tecnología LED supone un ahorro del 80% del consumo. Además, el consumidor no tiene que cambiar nada en los casquillos de los focos halógenos normales o los que se instalan normalmente en viviendas o comercios, debido a que hay productos perfectamente sustitutivos tras un largo desarrollo y adaptación por parte de la industria.

En este contexto, es importante el esfuerzo de la industria para cambiar la tecnología incandescente y la halógena, que ha supuesto cambiar el proceso productivo, la mano de obra y la forma de mercado y todo ello para lograr una nueva tecnología a precio razonable para el consumidor.

Con esta medida la UE busca reducir drásticamente su factura energética, que cada día asciende a más de mil millones de euros por culpa de su elevada dependencia de las importaciones de gas y petróleo, y dejar de emitir más de 15 millones de toneladas de CO2 en el horizonte de 2025. Para el usuario doméstico, el cambio de una bombilla halógena a otra LED puede suponerle un ahorro de hasta 115 euros durante toda la vida útil de esta última, estimada en 20 años. Ahora solo queda esperar que los LED puedan ofrecer algún día la misma luz cálida que durante tantos años nos han regalado las bombillas incandescentes y halógenas.

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